Yangon, Mandalay, alrededores, templos en Bagan y trekking Kalaw-Inle lake

4 de abril de 2012
Volvemos al caluroso asfalto de Yangon, esta vez acompañados por Edu y Aitor, tenemos dificultades para encontrar lugar para dormir, todo lo que chequeamos está ocupado, así que volvemos a la White house, aunque esta vez será solo por 1 noche, mañana nos vamos a Mandalay… todos menos Hollywood (a partir de ahora Mr.Thailand), que decide que se vuelve a Tailandia.
El mejor autobús en 9 meses de viaje nos lleva a Mandalay, en un viaje nocturno y tranquilo. Todavía con la legaña pegada al ojo, llegamos al Royal guest house, donde encontramos a Raquel y Javi de Tenerife, los 6 juntos, contemplamos Mandalay desde las alturas,
 eso si después de subir innumerables escaleras. Al día siguiente, visitamos Sagaing,

 Inwa 

y el Ubein bridge en Amarapura, 1’2 kilómetros de puente construido con Teca, el más largo del mundo hecho con este material.

Unas 8 horas separan Mandalay de Bagan. Lo más reseñable del viaje, que el aire acondicionado deja de funcionar, el calor es insoportable, con lo cual se abren las ventanas, lo que hace que el aire entre, pero también el polvo.

 Al llegar a Bagan un pre-monzón nos da la bienvenida, con una lluvia fuerte, incluso granizo.
Dos días de visitas a los más de 4000 templos que se encuentran repartidos en esta urbe, este es el mayor complejo arquitectónico en Myanmar, en la cual hay que pagar 10$ al entrar, ahora puedo decir que bien invertidos. El primero de los días recorremos en bici los 6 juntos, se nos unen Ángel, Iban y Josu, tres amigos de Azkoitia que se encuentran aquí de vacaciones.

 Templos, pagodas, monasterios, vendedores en cada uno de ellos intentando colocarte, pulseras, cuadros, collares… lo que sea, mucho calor y varios pinchazos, para terminar la jornada huyendo de la lluvia que como la tarde anterior empieza a las 6.
El segundo día, ya sin los guipuzkoanos, volvemos a alquilar las bicis, todos menos Adam que decide que ya tuvo bastante ayer. Más de lo mismo pero cambiando los lugares de visita y sin la lluvia, lo que nos hace disfrutar de una puesta de sol, en uno de los templos con vistas impresionantes de 360º.
De regreso a la ciudad, recogemos a Adam y nos vamos a cenar los 6 en bici. De vuelta al hotel la mala suerte se ceba con nuestro amigo checo. Una moto a gran velocidad se lo lleva por delante. Yo me había ido antes del restaurante y estaba ya en la habitación. Edu es el que me avisa del incidente. Cuando bajo veo a cientos de burmeses, observando sorprendidos lo sucedido. Javi nuestro amigo tinerfeño es enfermero, y nos tranquiliza diciendo que Adam se encuentra bien, aunque su mirada está totalmente perdida. La policía nos obliga a ir al hospital, aunque Adam se niega. Al llegar allí nos da la bienvenida una cucaracha corriendo a sus anchas por la recepción. El médico le chequea, mientras Javi no pierde atención de lo que hace, a mi me deja más tranquilo que él se encuentre ahí. El motorista también visita el hospital, una de sus rodillas sangra bastante. Tras pasar algo más de una hora y con la policía haciendo preguntas de cómic, todo se soluciona con un… “tú me perdonas y yo te perdono” por parte de Adam al motorista y del motorista hacia Adam.
Tan solo tenemos 4 horas para dormir, nuestro autobús a Kalaw sale a las 5 de la mañana, Adam decide que se encuentra bien y no quiere quedarse un día más para descansar. Nueve horas en una auténtica carraca hasta que llegamos a Kalaw, al menos tenemos suerte al llegar aquí y contemplamos un festival. El pueblo celebra el día en que unos cuantos niños van a dejar de serlo, para convertirse en monjes.
En el Golden Lilly guest house, encontramos a Giulia, italiana con residencia en Moscow, a la cual conocimos en Luang Prabang, ella estaba recorriendo varios países en bici.
Nuestro trekking comienza en Kalaw, pagamos 30 $ por tres días y tenemos alojamiento y comida incluida. Los 6 de siempre junto con, Mr. Robbin y su secuaz al que bautizamos como Mr. Cobra.

 Empezamos a andar, con mucho calor y zonas totalmente áridas.
  Lo mejor del día la parada en la estación de trenes. 

El día lo terminamos alojados en una pequeña aldea, donde después de varias cervezas, disfrutamos de una competición de baile, donde Mr. Cobra, nos da un recital de 5 minutos de baile.
Al día siguiente nos espera una etapa dura, 23 kilómetros, se nos hace muy duro, el calor es matador, y las vistas personalmente no es que me hagan disfrutar mucho. De camino una cobra birmana, atraviesa nuestro camino dándonos un susto bueno, Aitor incluso tiene que dar un salto para esquivarla. El día lo damos por finalizado al llegar al monasterio donde haremos noche.
Último día de pateada, una vez más el calor es nuestro peor enemigo, 16 kilómetros pateando hasta llegar, a una pequeña villa donde paramos a comer. Una hora en bote desde aquí hasta Nyaungshwe, que ya está en pleno water festival. Nuestro trekking termina con más de 50 kilómetros en 3 días, nos despedimos de Mr. Robbin y Mr. Cobra. El trekking desde mi punto de vista, no ha sido lo que esperaba, pero he disfrutado y lo he pasado muy bien con un gran grupo, Javi (Mr. Vegas), Raquel (Ms. Pink), Edu (Mr. Flat), Aitor (Mr. o’clock), Adam( Mr. brazalets) y yo (Mr. pills).
Nos relajamos en el Joy hotel el primer día en Inla Lake, para el segundo disfrutar del wáter festival, lo pasamos en grande, tirándonos agua como si fuéramos niñ@s.

 Nos despedimos de los canarios Javi y Raquel, ha sido un placer encontraros en el camino. Mañana Edu, Aitor, Adam y yo nos vamos a Mandalay.
"Vivir sus deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia."
-Henry Miller-

Que no termine nunca el waterfestival.


15 de abril de 2012
Se avecina una dura jornada de viaje. Debido al waterfestival, todos los transportes y muchos comercios están parados. Nosotros debemos viajar hasta Mandalay, tenemos habitaciones reservadas allí, para disfrutar de este acontecimiento, que se celebra todos los años en abril, y todavía no tenemos muy claro si podremos llegar.
Primer transporte del día, un tuk-tuk, que nos acerca a una intersección, donde supuestamente, pasan autobuses a Meikthila, ciudad a medio camino de nuestro objetivo. Un cuarto de hora de espera y…bingo, tenemos suerte y un bus nos hace un hueco a los 4 en el techo, junto con unos cuantos locales y una moto.

 Son seis horas bajo el sol abrasador, eso sí!, amenizadas con los primero baldazos de agua. Empezamos a ser conscientes de que va todo esto. Mangueras, cubos de agua, baldes, botellas, todo vale, y si se trata de mojar a un guiri, pues mejor todavía. Llegamos empapados a Meikthila, pero incluso lo agradecemos, el sol a las 3 de la tarde en esta ciudad es abrasador.
Tenemos una hora de tregua, hasta la salida de nuestro siguiente medio transporte, la cual aprovechamos para echar unas cartas, mientras nuestras ropas se secan.

 La furgoneta que nos conducirá hasta Mandalay, está abierta por los costados…sabemos que no duraremos secos mucho tiempo.
Efectivamente, los siguientes manguerazos y baldazos de agua llegan rápido. Es imposible escapar de esto. Edu y yo decidimos cambiar la estrategia y subir al techo de un hibrido entre tuk-tuk y furgoneta, pensando que saldríamos indemnes.

 Evitar el agua, cuando un país entero está paralizado, no haciendo otra cosa que echarse agua un@s a otr@s, “it’s not easy for us”.

Los últimos rayos de sol nos hacen contemplar un bonito atardecer. Con la llegada de la noche, dormimos en el techo de este hibrido, observando las miles de estrellas que inundan el cielo.

16 de abril, ya estando alojados en el garden, sobre las 12 de la mañana, los 4 empezamos a disfrutar del Songkram (el año nuevo budista). Es completamente increíble este festival, lo pasamos en grande,


 y pronto será más divertido, cuando somos invitados a subir a uno de los escenarios, que hay repartidos por toda la ciudad. 


El agua corre por todos lados, la cerveza y el whisky casi al mismo ritmo. Pasamos un día impresionante, la gente nos pregunta constantemente “are you happy?”, la respuesta…”GOOD, GOOD my friend”.
Llegada la noche, nos acercamos hasta un concierto, donde se amontona toda la población en Mandalay, intentamos entrar, pero esta vez no hay suerte. El día termina con una caminata hasta el hotel.
Los siguientes días nos los tomamos con mucha tranquilidad, sobre todo porque el calor es infinito. Aitor se va a Hsipaw, mientras Adam, Edu y yo nos dirigimos en barco hasta Mingun, a mi parecer imprescindible, sobre todo desde el momento que me dicen que tengo que pagar 3$ por andar por sus calles, lógicamente no pago.

Adam esa tarde se va a Bago, para más tarde ir a la Golden Rock, Edu y yo pasamos un días más en el infierno de Mandalay, para el siguiente subir a 2 horas al norte, Pyin U Lwin. La temperatura aquí es más agradable.

La mañana del 21 de abril la pasamos en un tren, que nos lleva hasta Gok teik, nos cruza por el puente ferroviario, que en su día fue el segundo más grande del mundo, pasar por el, viendo la caída de más de 100 metros impone. 


Tres horas de ida que las pasamos sociabilizándonos con los locales, durante un buen rato somos el centro de atención, mientras nuestra compañera de viaje, nos embadurna la cara con thanaka.

 Aquí volvemos a encontrar a Aitor, que se dirigía a Mandalay, pero se queda con nosotros. Los 3 juntos en un autobús nocturno, no muy confortable volvemos a Yangon, donde nos encontramos con Adam.
Ya los cuatro juntos, nos colamos en una piscina para pasar las horas de más calor allí.


Nos despedimos de Myanmar, diciendo “tisu timare”. Próximo destino Tailandia.

“Si del aburrimiento quieres escapar, a PROYECTO VIVI te has de juntar”
-Proyecto Vivi-